Tiffany viene de un pueblo muy pequeño donde solo hay una tienda de ropa interior y lencería. Como el dueño de la tienda es un hombre, no es de extrañar que Tiffany se convirtiera en su clienta favorita. Se dio cuenta de que él había estado merodeando por los probadores cuando ella fue a probarse un sujetador que quería comprar. Una vez decidió dejar una pequeña abertura entre la cortina y la pared. Como era de esperar, el dueño estaba mirando a través de ella para ver las enormes perchas de Tiffany. Cuando estuvo probándose el sujetador durante más de 5 minutos, el dueño no pudo soportarlo más y comenzó a masturbarse. En resumen, fue este sujetador rojo en particular el que finalmente compró...