Tiffany tenía muchas ganas de orinar. Al principio le daba un poco de vergüenza liberar la presión delante de un extraño. Pronto se dio cuenta de que esta nueva experiencia la excitaba. Sintió que sus pezones se endurecían y comenzó a masajearse sus enormes pechos. Al final se sintió tan segura y excitada que se puso de pie y se lavó el vello de su vientre.